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Proporciona un refugio cálido.
Asegúrate de que tu gato tenga un lugar cálido y seco para descansar. Si tu gato pasa tiempo al aire libre, considera proporcionarle una caseta aislada. En el interior, las camas con paredes altas o las mantas pueden ayudar a mantener a tu gato cálido. -
Cuida su alimentación.
En invierno, los gatos pueden gastar más energía tratando de mantenerse calientes. Asegúrate de que tengan suficiente comida y agua fresca disponible. Consulta con tu veterinario sobre posibles ajustes en su dieta durante estos meses. -
Evita los productos químicos de invierno.
Las sales y los anticongelantes que se usan en las calles pueden ser tóxicos para los gatos. Si tu gato sale al exterior, limpia sus patas, estómago y piernas al regresar para evitar que ingiera productos químicos al lamerse. -
Revisa tu vehículo.
Los gatos buscan lugares cálidos y pueden escabullirse debajo de los autos o en las cavidades del motor. Antes de encender el coche, golpea suavemente el capó o pita para alertar a cualquier gato escondido. -
Hidratación es esencial.
Aunque el clima es frío, los gatos todavía necesitan hidratarse. Asegúrate de que siempre tengan acceso a agua fresca y cambia el agua con regularidad. -
Cuidado con las fuentes de calor.
Si tienes chimeneas, estufas o calentadores, asegúrate de que estén fuera del alcance de tu gato o que estén debidamente protegidos. Los gatos pueden quemarse o, en el peor de los casos, provocar un incendio. -
Entretenimiento en interiores.
Durante el invierno, es posible que tu gato no pueda salir tanto al exterior. Proporciona juguetes y actividades para mantenerlo activo y estimulado en el interior.